Luz se considera una víctima del holocausto nazi porque en un viaje a Europa del Este se quedó encerrada durante un par de horas en un barracón, mientras visitaba un campo de concentración. Fer, su marido, es un hombre hosco y burlesco. Regenta un bar decorado con calendarios de chicas desnudas, trofeos de caza y elementos inspirados en El Quijote. Inmerso en su hostil y ridícula visión del mundo, hace caso omiso a cualquier demanda o necesidad de su hija. La hija, incapaz de independizarse de ellos, vive en un infierno. Avergonzada por su madre y ninguneada por su padre, fantasea con la llegada del fin del mundo, pronosticada para ese mismo año por los Mayas.